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Ninguna persona honesta que adquiere deudas piensa en que puede llegar un momento en que no las podrá pagar. Pero aún pensando en esto, pocos tienen en cuenta las otras cosas que podrán enfrentar por atrasarse en esas deudas, que van más allá de lo que comenté en este artículo.

Hoy, después de años de tener contactos con tantos deudores en dificultades, puedo hablarle de estas cosas con base en sus experiencias de vida, que son más comunes de lo que parecen. No puedo asegurar que todos los deudores en dificultades enfrentarán estas consecuencias, pero sí que en al menos una de ellas la vivirá usted cuando tenga deudas sin pagar.

  1. La «incomprensión» de amigos y familiares. No nos digamos mentiras: A nadie le gusta la gente que se queja, la gente negativa. La gente en dificultades. Vivimos en una sociedad donde nadie tiene derecho a sufrir. Y cuando lo hacemos, ponemos filtros en redes sociales para mostrar una vida perfecta que no tenemos, so pena de quedarnos solos. Este estado de cosas lleva a que muchas personas decidan tomar distancia de los deudores en dificultades, como quiera que resulta cansino aguantar a alguien quejándose de que le está yendo mal económicamente. Además, no olvidemos que algunos deudores en dificultades empiezan a pedirle prestado a sus seres queridos para avanzar en el día a día, lo que hace que con más razón se alejen.

  2. Insomnio. El afán de pagar una deuda hace que muchas personas se concentren tanto en este problema que descuiden aspectos como la alimentación y el buen dormir. Aunque para ser justos, el insomnio en los deudores en dificultades suele ser involuntario, ya que su problema literalmente no los deja dormir. Por eso, me agrada escuchar a muchos deudores diciendo esta frase luego de que los asesoro: Gracias a usted pude volver a dormir.
  3. Insultos de acreedores. Ya he hablado sobre este tema y sobre lo que puede hacer para defenderse de esta situación, así que no me extenderé sobre el particular. Eso sí, usted debe tener presente que esta situación será inevitable cuando deje de pagar sus deudas, y si no está preparado para recibir ese maltrato lo mejor es que no se meta en deudas si no tiene la certeza de poder pagarlas.
  4. Aguantar profesionales inescrupulosos que querrán sacar provecho de su situación. Es normal que en momentos de extrema necesidad se acerquen oportunistas como cucarachas para sacar ventaja de su situación, y es su deber saber identificarlos. Los más comunes son los abogados tramposos que prometen mil y una estrategia para pagar sus deudas, pero que a la larga sólo meterán en problemas legales (y hasta familiares) y pueden no ser la solución definitiva a su problema. También aparecerán conciliadores en insolvencia tramposos (en Cali hay unos muy indeseables que dejan a la gente peor que cuando no estaba en el régimen de insolvencia) y uno que otro vendedor de multinivel.  Esto sin olvidar a los temibles gota a gota, o prestamistas informales que, con sus intereses altos, sólo harán más gravosa su situación.
  5. Buscar personas del pasado, que no le convienen, para sentirse mejor. Algunos deudores en dificultades comienzan a atraer, gracias a la lástima que despiertan el el encontrarse en esa situación, a una que otra ex pareja tóxica que buscará explotar esa vulnerabilidad para volver a salir con usted. Es un pésimo error, por demás.
  6. Refugiarse en la religión, o superstición similar. No tengo algo en contra de las personas religiosas, pero es innegable que un deudor en dificultades suele buscar consuelo en la religión y así sentir algo de alivio frente a su decisión. Pero esta persona sólo está siendo hipócrita, ya que por lo general no era my religiosa antes de adquirir las deudas y, sin pensarlo dos veces, se alejará de la religión en cuanto se recupere.
  7. Vender objetos preciados. Es matemática pura y simple: Si sus ingresos son menores que sus deudas, usted está en iliquidez y debe obtenerla para poder pagar sus deudas. Algunos son creativos y recurren a formas interesantes de obtener dinero extra. Otros comienzan a desvalijar la casa con tal de obtener esa liquidez, de modo que terminan malvendiendo sus bienes.
  8. Quedarse en un empleo que odia. Para mí la peor de todas. Quedarse en un empleo que se odia es agotador emocionalmente. Es como tener un demonio que te chupa las ganas de vivir. Y esto es aún más deprimente cuando sabes que no puedes dejar ese empleo porque te vas a quedar sin con qué pagar las deudas. Esto es, básicamente, ser esclavo de las deudas, y es justamente lo que busco evitarle con estos artículos.

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